
La Escuela Especial y de Lenguaje Nidal de Talcahuano llevaba más de un año advirtiendo sobre posibles hechos de violencia que sufría Benjamín, el niño de 10 años que fue hallado muerto esta semana. La comunidad educativa asegura haber presentado al menos tres denuncias formales, sin que se activaran medidas efectivas por parte de las autoridades.
El caso, que mantiene a su padrastro de 22 años detenido y a la espera de formalización este sábado, ha generado una profunda sensación de impotencia entre los docentes, quienes aseguran haber cumplido con todos los protocolos exigidos por el Ministerio de Educación.

Isidora Leal, profesora jefe del menor, relató que las alertas comenzaron en mayo de 2024, cuando Benjamín llegó con moretones al establecimiento. “Desde ese primer momento denunciamos, y cada vez que detectamos algo extraño se volvieron a hacer las denuncias. Lamentablemente, fueron desestimadas porque el niño no hablaba”, explicó. Benjamín era un niño neurodivergente con Trastorno del Espectro Autista (TEA), lo que dificultaba su comunicación verbal.
Leal agregó que incluso temieron que el niño fuese retirado del colegio debido a las constantes notificaciones: “Nosotros insistimos durante todo un año. En abril de este año recién nos pidieron un informe, y aún así no ingresaron al niño a ningún programa de protección”.

Desde la escuela explican que las denuncias fueron firmadas por todo el equipo profesional, incluyendo evidencias y evaluaciones coincidentes. Sin embargo, no se ordenaron pericias médicas ni se tomaron medidas de resguardo.
Para la docente, la respuesta tardía evidencia la falta de preparación del sistema judicial para abordar casos de víctimas con discapacidad comunicacional. “No hay protocolos adaptados ni especialistas formados para tratar con niños no verbales o con TEA”, lamentó.
El académico en Derecho Público de la Universidad de Concepción, Juan Andrés Álvarez, analizó el caso en términos generales y apuntó que muchas veces las denuncias no se traducen en medidas concretas porque el sistema carece de recursos, capacitación y reacción oportuna. Señaló también que el retardo judicial puede deberse a múltiples factores, incluyendo la falta de precisión en las denuncias o la antigüedad de las lesiones.

El fallecimiento de Benjamín ha conmovido a la comunidad local. A través de un comunicado, la Escuela Nidal agradeció las muestras de apoyo y expresó su dolor: “Solo queremos justicia y que, donde esté Benja, tenga paz y consuelo”.
Desde la agrupación Familias Azules de Hualpén también se pronunciaron: “La comunidad educativa dio aviso oportunamente para que esto se evitara, pero el sistema falló. No hay palabras de consuelo para quienes conocieron a Benja, su ternura y mirada de amor”.
La autopsia determinará la causa exacta de la muerte, aunque los primeros antecedentes apuntan a asfixia. La investigación continúa en curso.